miércoles, 15 de agosto de 2012
Macbeth
Tragedias
Es una de las tragedias más celebradas de Shakespeare. Trata de la ambición y reflexiona sobre la predestinación y el libre albedrío. Según la crítica, el autor actúa aquí como psicólogo, ofreciendo una descripción detallada del proceso que lleva desde la ambición al castigo, pasando por el crimen y la culpa. De todo ello partícipes los dos miembros del matrimonio Macbeth.
La acción se desarrolla en Escocia, uno de los cuatro estados del Reino Unido. La fuente es la habitual en las obras de Shakespeare basadas en la Historia de la Gran Bretaña.
Tres brujas abren la obra, asegurando que pronto se encontrarán con Macbeth. Duncan I (que reinó entre 1034 y 1040) es informado de que su primo el general Macbeth ha derrotado al rey de Noruega y a nobles escoceses traidores. Duncan ordena dar a Macbeth el título de barón de Cawdor.
Macbeth vuelve victorioso de sus batallas, acompañado de su amigo Banquo. Se encuentran con las tres brujas, que saludan a Macbeth con su nuevo título y le pronostican que será rey. A Banquo le aseguran que será tronco de reyes (es el mítico miembro fundador de la dinastía Estuardo, cuyo primer rey inglés fue Jacobo I, en vida de Shakespeare). Unos enviados del rey anuncian a Macbeth que ha sido nombrado barón de Cawdor. Al ver confirmada la profecía, Macbeth encuentra dentro de sí la semilla de su pretensión al trono.
El rey anuncia que ha nombrado heredero a su primogénito Malcolm. Macbeth ve en este hecho una barrera para su ambición de reinar. Lady Macbeth recibe una carta de su esposo contándole todo, y decide que será ella quien arrastre a Macbeth hacia el mal, para poder conseguir la corona. Macbeth llega a su castillo. Esa misma noche irá el rey para alojarse allí. Lady Macbeth aconseja a su marido que se comporte con amabilidad, para matarlo sin ser descubierto. Macbeth duda, pero su mujer le llama cobarde y le dice cómo lo harán: emborracharán a los dos guardias del rey y luego lo matarán con las armas de éstos, para que sean acusados.
Macbeth tiene la visión de un puñal ensangrentado que se suspende en el aire. Su mujer ya ha emborrachado a los guardias y puede matar al rey. Con las manos ensangrentadas y algo aturdido, sale llevando las dagas asesinas. Ella le dice que debe dejarlas allí, pero él no quiere volver. Lo hace Lady Macbeth. Llaman a la puerta con fuertes golpes. El portero borrachín abre a los nobles Macduff y Lennox. Lennox comenta con Macbeth que la noche ha sido terrible, como presagiando conmociones. Macduff descubre el cadáver del rey. Macbeth mata a los dos guardias para que no hablen. Los dos hijos del rey Duncan, Malcolm y Donalbain, abandonan rápidamente el castillo sospechando lo que ocurre. Macbeth es coronado (año 1040).
Banquo también sospecha de Macbeth. Éste comenta que sus dos “sanguinarios primos” se han refugiado el uno en Inglaterra y el otro en Irlanda, sin confesar “su cruel parricidio”. Banquo sale al campo con su hijo Fleance, y Macbeth ordena a unos asesinos que maten a los dos. Banquo muere pero su hijo huye (posibilitando así la profecía de su estirpe de reyes). Macbeth vuelve a ver visiones: en la cena, el espectro de Banquo se sienta a la mesa señalándole. Decide ir a visitar a las tres brujas para despejar sus miedos.
Hécate (diosa griega de la hechicería) se reúne con las tres brujas, anunciándoles que provocarán la caída de Macbeth. Mientras, el rey de Inglaterra (Eduardo el Confesor, que gobernó entre 1045 y 1066), se ha aliado con el príncipe Malcolm, y Macduff también va hacia allí.
Las brujas están haciendo un conjuro alrededor de un caldero y provocan diversas apariciones que hablan a Macbeth, aconsejándole guardarse de Macduff, asegurándole que ningún hombre dado a luz por mujer podrá dañarlo y profetizando que no será vencido hasta que el bosque de Birnam suba la colina de su castillo. Macbeth queda contento de estos augurios, aunque luego le muestran a los ocho Estuardos que reinarán en Escocia y le aguan la fiesta. Las brujas se desvanecen y ya afuera, Lennox le cuenta que Macduff ha huido. Macbeth ordena matar a su mujer y a sus hijos.
En el palacio real de Inglaterra, el príncipe Malcolm conversa con Macduff. Le dice que él mismo es más vicioso que Macbeth: tiene una lujuria desenfrenada. Macduff le asegura que eso no es problema: cuando reine podrá fingir indiferencia mientras toma cuantas damas voluptuosas desee. Malcolm añade que es muy avaricioso y Macduff vuelve a consolarlo: Escocia es muy rica. Malcolm insiste: dice que no tiene ninguna virtud. Macduff acaba lamentando el destino de Escocia, cuando por fin Malcolm le confiesa que mentía para probar su fidelidad. Llegan noticias de Escocia: todo está patas arriba y la familia de Macduff, asesinada. Las tropas de Malcolm se disponen a salir hacia allí.
En el castillo de Macbeth, una dama del servicio y el médico al que ha llamado, contemplan sonámbula a Lady Macbeth frotándose las manos para quitarse la sangre y confesando sus crímenes angustiada. Macbeth recibe noticias de la cercanía del ejército enemigo, pero confía en la profecía. Malcolm ordena que cada soldado coja una rama de árbol del bosque de Birnam para avanzar hacia el castillo sin que se pueda saber el número de tropas.
Lady Macbeth se suicida y su marido entona un discurso sobre el absurdo de la vida. Un mensajero anuncia que el bosque de Birnam se está moviendo. Armado de temor y de valor, Macbeth ordena atacar. En la batalla, mata a un hombre y se jacta de que éste había sido engendrado por mujer. Luego se encuentra con Macduff, que le revela que fue sacado del vientre de su madre antes de cumplirse el tiempo. Macbeth maldice a los oráculos de doble sentido, se bate con Macduff y es vencido, su cabeza cortada y Malcolm proclamado nuevo rey de Escocia.
Asistimos a una tragedia sangrienta que no obstante no es un mero juego escénico sobre el asesinato, sino más bien la representación de la lucha del protagonista contra sí mismo. El ambicioso Macbeth combate contra sus brotes de ética, venciendo siempre el lado oscuro humano. Las brujas refuerzan el carácter tenebroso de toda la trama; Lady Macbeth es el impulso necesario para hacer caer a su dubitativo marido en el abismo; y todo parece apuntar a la intención de dejar al espectador con la certeza de que el mal es un hecho de permanencia inevitable.
Algunas de las sentencias que contiene la obra:
Beber provoca el deseo, pero impide la ejecución.
El trabajo en que hallamos placer cura la pena que causa.
La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que nada significa.
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